¿Somos todos fariseos?
Los fariseos conocían las Leyes Divinas, se confesaban seguidores de la Ley de Moisés y se encargaban de instruir oralmente al pueblo; también se ocupaban de los negocios. No obstante, siendo conocedores de ellas, se abogaron el derecho de instruirlos en la práctica de su doctrina.
Enterados de lo que Jesús iba predicando y viendo que el pueblo lo seguía: «Un día un fariseo le convidó a comer a su casa; y, entrando Jesús en ella, púsose a la mesa.» «Entonces el fariseo, discurriendo consigo mismo, comenzó a decir: ¿Por qué no se ha lavado antes de comer?» «Más Jesús le dijo: Vosotros ¡Oh, fariseos! Tenéis gran cuidado de limpiar el exterior de las copas y de los platos; pero el interior de vuestro corazón está lleno de rapiña y de maldad.» «¡Hipócritas! Con razón profetizó de vosotros Isaías diciendo:» «Este pueblo me honra con los labios; pero su corazón lejos está de Mí.» «En vano me honran enseñando doctrinas y mandamientos de hombres.» «Irritados, junto a los doctores de la ley, se rebelaron en contra de Él»
Porque lo que Él decía iba en contra de sus intereses. Pero, ¿por qué la institución eclesiástica ha seguido los mismos pasos y, lo que es peor, ocultándonos la Esencia de la Verdad de su Mensaje? Pues está claro…
Este mensaje que recibí hace ya más de 30 años lo comparto con vosotros, ya que es valedero para todos y muy adecuado para saber en este presente cuál debe ser vuestro comportamiento:
Cuando una persona permanece a la escucha de su corazón,
tarde más o menos, comprende para lo que ha nacido en la Tierra.
En este presente, todos estáis mezclados,
pero nada tenéis que temer los limpios de corazón,
porque estáis próximos a descubrir
que el Reino de los Cielos está en vosotros.
Permaneced firmes y contentos en la Fe,
ante todo sed humildes, ayudaros unos a otros y esperad en el Señor,
que es quien por medio de Jesús (Espíritu Santo) os guiará.
No penséis en la gloria y el poder, que solo a Él pertenecen.
Cuando comprendáis
que solo la humildad os puede hacer grandes,
habréis dado un gran paso
y Dios os protegerá de tanto desconcierto como hay entre vosotros.
Mirad por el bien de todos en común.
Contribuir en este buen hacer es de gran importancia
también para el Planeta Tierra,
que está clamando contra vosotros de todo el mal que le estáis haciendo.
“Quien tenga oído que oiga lo que el Espíritu Santo os anuncia”
Con todo mi Amor,
Josefina