Silvia y Fran

7 de julio de 2013

¿Qué cómo me ha ayudado Josefina a concebir a mis dos hijos? Pues, sencillamente, de no haberla conocido, probablemente me habría perdido vivir en esta vida la maravillosa experiencia de ser madre.

En mi caso, su ayuda fue tanto a nivel interior como a nivel físico.

A nivel interior Josefina me ayudó especialmente a descubrir y deshacer los miedos que tan ocultos tenía hasta a mis propios ojos, tanto al propio embarazo, como a la perdida del control que yo creía tener en mi vida ante lo que suponía traer una criatura al mundo. De hecho, esta fue la causa de los episodios de insomnio que sufrí durante varios meses, que claramente me estaba provocando yo misma de alguna forma, pero era incapaz de averiguar el motivo. Josefina siempre me decía que el problema provenía de mi interior, hasta que, en una de las ocasiones en las que acudí a visitarla, percibió con claridad lo que me estaba causando el insomnio. Cuando me lo dijo me quedé un tanto perpleja, pero al ir reflexionando poco a poco sobre ello me fui dando cuenta de que tenía toda la razón. 

Acababa de casarme, tenía un buen trabajo, por fin disfrutaba de una cierta holgura económica, y quería “vivir la vida”. Pero al mismo tiempo, sentía que tenía que hacer todos esos planes muy deprisa, pues ya tenía 31 años y en el fondo sabía que no podía demorarlo mucho si quería tener hijos. Por otra parte, tenía un miedo atroz a que algo, tanto en el embarazo como en el parto, pudiera ir mal. Pero todo esto lo averigüé después de que Josefina me dijera la causa de mi insomnio pues yo no era verdaderamente consciente.

Una vez superadas esas luchas internas y despejados los miedos que me bloqueaban, tuve que afrontar varios problemas a nivel físico, los cuales, sin su ayuda, tampoco hubiese conseguido superar. Pasaba el tiempo y no conseguía quedarme embarazada, así que comencé un periplo de visitas médicas. Con el paso del tiempo me di cuenta de que el problema principal que hizo que todo este proceso se alargara fue que, en aquel momento, yo todavía no había llegado a comprender verdaderamente quién es la propia Josefina y su enseñanza, por lo que no era capaz de aplicar los sabios consejos que me iba dando en su momento. Los altibajos emocionales por los que iba pasando debilitaban mi fe, y cuando por fin me veía capaz de seguir adelante, ya había pasado el momento de actuar según me había indicado Josefina, por lo que me llevaba una nueva decepción, y así fue durante un tiempo. Aunque las piedras seguían estando en el camino y nada salía como yo deseaba, me refugié en la enseñanza que Josefina nos da, tratando de poner en práctica sus consejos, trabajándome a nivel interior, y así, poco a poco, fui alcanzando un mayor nivel de comprensión que se traducía en un bienestar que me parecía imposible sentir, sobre todo en los momentos tan duros que estaba atravesando. Empecé a vivir mi día a día sin mayores pretensiones, con más templanza y serenidad, así como fortaleciendo mi fe, abandonándome a lo que Dios Padre tuviera destinado para mi y centrándome en alcanzar cada día algo más de conocimiento. No obstante, aunque el tiempo jugaba en mi contra ya que los años pasaban y cada vez parecía alejarse más la posibilidad de tener hijos, yo seguía luchando por conseguir mi sueño.

Josefina siempre ha estado ahí para darme su ayuda, con su infinita paciencia, comprendiendo cada momento en el que me encontraba, y dándome los consejos necesarios para seguir mi camino. Gracias a su imposición de manos, así como la ayuda que me enviaba en la distancia a través de sus oraciones, mi cuerpo estuvo preparado para recibir y albergar vida. En el que iba a ser mi último tratamiento, lo imposible se hizo posible, ya que el Padre tuvo a bien concederme la llegada de mis pequeños a este mundo para colmarme de dicha y felicidad.

Como explico en mi testimonio, Josefina me ayudó muchísimo tanto a preparar mi cuerpo, como a que esas dos vidas crecieran en él y se desarrollaran perfectamente, con peso y medidas que no eran habituales en un embarazo gemelar, según me indicaban los médicos con asombro. Y en el momento del parto, era como si Josefina estuviera allí conmigo, pues podía sentir la ayuda que enviaba a través de sus oraciones, tanto a mí como a mis niños.

Doy gracias a Dios por permitirme vivir esta maravillosa experiencia, pues además del amor tan grande que siento por ellos, valoro mucho el aprendizaje mutuo que supone ser padres, ya que nosotros debemos aportarles un conocimiento pero a cambio, también recibimos otro que complementa nuestra evolución personal. Como dice Josefina, “somos el arco que dispara la flecha”, que deberá seguir su camino en la vida y atravesar las pruebas que tengan destinadas con la base que nosotros les aportemos.

escrito por Silvia.