Siempre has mantenido tu fe, que, como bien dices, es un don que se nos concedió pero que también debemos trabajarnos para que siga aumentando. Nunca has permitido que nada ni nadie te desviara jamás de tus principios y convicciones sobre la verdad que sentías en tu interior, a pesar de las diversas dificultades con las que te has ido encontrando. Tu fortaleza de espíritu siempre te ha ayudado a sobrellevar las complicadas situaciones que has vivido, así como las debilidades que a nivel de salud has padecido, estando siempre disponible para cuidar de los tuyos y también de los demás.
Simplemente quería que supieras que, en mis momentos de angustia, tristeza o debilidad, repaso tus memorias y me alientan a superarme, a seguir trabajándome, a centrarme en mi interior, a comprenderme y a comprender a los demás. Poco a poco, voy aceptando estas situaciones como base de la enseñanza que debo recibir y superar, pues todo lo que nos pasa tiene un por qué, dando así un pasito más en mi evolución.
Gracias de nuevo por ser tan especial, y por todo el bien que haces por todos nosotros.
Anónimo
domingo, 25. noviembre 2018 10:09