Al escuchar las revelaciones recibidas por Josefina sobre la parábola de “La vid y los sarmientos”, me ha parecido muy interesante cuando nos aclara que la fe hay que trabajársela y que sus mayores enemigos son la pereza, la duda y el miedo.

Analizándome, debo reconocer que me he visto reflejado cuando, en tiempos de estabilidad y en los que todo va bien afirmo alegremente que tengo fe, pero ante el menor contratiempo o cambio inesperado en mi vida, empiezo a dudar y el miedo comienza a darme punzadas que hacen tambalear esa fe que tan sólida creía tener. Desde que soy consciente de esto, voy reaccionando a tiempo y consigo frenar esos miedos que siempre acechan, lo que me permite ir consolidando mi fe en que no estoy solo y tengo la ayuda necesaria para superar las pruebas que se me presenten en mi vida. Simplemente quería compartir mi reflexión porque creo que es muy importante que recapacitemos sobre esto para poder avanzar en nuestra evolución y crecimiento espiritual.

Anónimo
lunes, 4 febrero 2019 22:49