El fin de los tiempos
San Marcos, Capítulo XIII

«Al salir del templo, díjole uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras y qué fábrica tan asombrosa.» «Jesús les respondió: ¿Veis todos estos magníficos edificios?, pues serán de tal modo destruidos, que no quedará piedra sobre piedra.» «Y estando sentado en el monte del Olivar de cara al templo le preguntaron:» «Dinos ¿Cuándo sucederá eso? Y ¿Qué señal habrá, de que todas estas cosas están a punto de cumplirse?» «Jesús tomando la palabra, les habló de esta manera: Mirad que nadie os engañe:» «porque muchos vendrán arrogándose mi nombre y diciendo: yo soy el Mesías; y con falsos prodigios seducirán a muchos.» «Entretanto vosotros estáis en sobre aviso en orden a vuestras mismas personas. Por cuanto habéis ser llevados a los concilios o tribunales, y presentados por causa de Mí ante los gobernadores y reyes, para que deis delante de ellos testimonio de Mí y de mi doctrina.» «Entonces el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres.» «Y vosotros seréis aborrecidos de todo el mundo por causa de mi nombre. Más quien estuviere firme o perseverare en la fe hasta el fin, éste será salvo.» «En verdad os digo, que no pasará esta generación que no se hayan cumplido todas estas cosas.» «Más en cuanto al día o la hora nadie sabe nada, ni los Ángeles en el cielo, ni el Hijo para revelároslo; sino el Padre.» «Estad pues alerta, velad y orad, ya que no sabéis cuándo será el tiempo.» 

En este presente los que estéis practicando el mensaje de Jesús no seréis llevados ante los tribunales para dar testimonio de Él, porque desde el primer instante que comprendisteis su mensaje lo habréis estado dando. De lo que no os habréis librado es de padecer el rechazo que se genera al no ser bienvenidos, o aborrecidos. Pero no os preocupéis por haber llegado en su momento a padecer todas estas cosas, porque es seguro que simplemente por el hecho de permanecer en la fe y de no amedrentarse por lo recibido, muchísimas personas que no creían, y así os lo puedo asegurar, pasado el tiempo muestran un interés por saber más. 

“Quien tenga oído que oiga lo que el Espíritu Santo os anuncia”. 

Con todo mi Amor,

Josefina