El paralítico de la piscina
San Juan, Capítulo V

«Y prosiguió Jesús propagando su mensaje y curando a los enfermos.» «En esta ocasión fue a un paralítico, que 38 años llevaba postrado en una camilla.» «Y Jesús conmovido se acerca a él y le pregunta: ¿Tú quieres curarte?» «Pues levántate, coge tu camilla y anda.» «Como la curación había sido hecha en sábado, los fariseos le preguntaron: ¿Qué haces tú cargando con esta camilla en sábado?» «El que me ha curado me ha dicho: Coge tu camilla y vete.» «¿Y quién es ese hombre? le preguntaron.» «Más éste no sabía quién era.» «Hallóle después Jesús en el Templo y le dijo: Bien ves cómo has quedado curado: no peques pues en adelante, para que no te suceda alguna cosa peor.» «Gozoso aquel hombre, fue y declaró a los que le habían preguntado, que Jesús era quien le había curado.» «Pero éstos, por lo mismo perseguían a Jesús, por cuanto hacía tales cosas en sábado.»

Puede que este hombre no fuese totalmente consciente de lo que Jesús le quería decir con estas palabras: «¿Tú quieres curarte? Pues levántate, coge tu camilla y anda» y si nos analizamos nosotros, puede que tampoco las comprendamos en toda su magnitud, pues todo lo que nos dejó dicho Jesús trasciende todos los tiempos y es valedero para cualquier época y lugar. En este presente ya tiene nombre, pues a lo que Jesús se estaba refiriendo era a «La Ley de Causa y Efecto» y al decirle: «no peques pues en adelante, para que no te suceda alguna cosa peor» ya le prevenía de la consecuencia que podía padecer.

“Quien tenga oído que oiga lo que el Espíritu Santo os anuncia”

Con todo mi Amor,

Josefina