Tiempo de redención
San Mateo, Capítulo XI

«Estando Juan el Bautista en prisión enterado de las obras maravillosas de Cristo, envió a dos de sus discípulos a preguntarle:» «¿Eres tú el Mesías que ha de venir, o debemos esperar a otro?» «A lo que Jesús les respondió: id y contad a Juan lo que habéis visto y oído.» «Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, el Evangelio se anuncia a los pobres:» «Y bienaventurado aquel que no tomare de mí ocasión de escándalo.»

Si ya Jesús decidió que el Evangelio se les anunciara a los pobres, fue porque los poderosos, al oír las verdades que decía, escandalizados, lo desecharon, porque sus intereses personales peligraban. Y si les fue anunciado a los pobres, o sea a los que nunca se les había anunciado, ¿por qué hay tantos que siguen sordos, ciegos, en definitiva muertos espiritualmente? Sé que no habrá sido fácil manteneros en la fe, en medio de las mentiras, humillaciones y abusos de toda índole en los que habéis tenido que vivir obligados por los poderosos. He aquí el Tiempo de Redención, para unos y para otros. Allá donde os encontréis, si os habéis trabajado desde el interior, recordareis el Mensaje de Jesús por medio de su Espíritu.

“Quien tenga oído que oiga lo que el Espíritu Santo os anuncia”.

Con todo mi Amor,

Josefina