Al escuchar las revelaciones recibidas por Josefina sobre la parábola de “La vid y los sarmientos”, me ha parecido muy interesante cuando nos aclara que la fe hay que trabajársela y que sus mayores enemigos son la pereza, la duda y el miedo.
Analizándome, debo reconocer que me he visto reflejado cuando, en tiempos de estabilidad y en los que todo va bien afirmo alegremente que tengo fe, pero ante el menor contratiempo …